1. Posturas filosóficas
Concepto del bien
Teoría metafísica y subjetiva
Teoría metafísica y subjetiva
La
base de la metafísica trascendental requiere precisamente, he ahí el quid
del asunto, la demolición de cualquier intento de explicar la subjetividad
cual si se tratara de un ente equivalente o similar a cualquier otro ente.
Para Kant, ni Descartes ni el empirismo inglés o la Ilustración logran la
suficiente radicalidad al respecto, ya que la subjetividad o ser del
sujeto como tal se queda a medio camino entre lo condicionado y lo
incondicionado, todo por retener el lastre de supuestos entitativos,
epistemológicos (carácter formal-tautológico del conocimiento,
logicismo…), empíricos o psicológicos.
2. El problema del mal
La
Postura del Maniqueísmo frente al mal. Es una postura (tachada como herética
dentro de la Teología católica) que sostiene la existencia de dos principios
opuestos, dos dioses, el dios del bien y el dios del mal. El primero se llama
Ormuz y el segundo Ahrimán. Estos dos dioses luchan entre sí y tratan de
conquistar al mundo para su propio reino. En otras palabras, esta postura
consiste en atribuir consistencia positiva al mal, como si el bien y el mal
fueran dos enemigos (dos poderosos dioses) que luchan entre sí para apoderarse
del mundo. El uso de un lenguaje plagado de términos negativos ha originado una
verdadera tragedia en la Filosofía de la vida, pues nos hace creer en la
existencia de gigantes peligrosos cuando sólo existen molinos que ejecutan su
trabajo cotidiano.
La
Postura de la Filosofía Aristotélico – Tomista. De acuerdo con esta postura el
mal es la privación de un bien. Es decir, que el mal en sí, a secas, no se da.
El mal no tiene una consistencia independiente del bien, sólo se entiende en
función del bien. Entonces el mal es un término que sirve para referirse a un
faltante, a algo que de hecho no se da. Por ejemplo cuando existe un objeto que
tiene noventa cualidades y debería tener cien, decimos entonces que el mal está
en esas diez cualidades que faltan. Con esto podemos insistir que, en el fondo,
no hay valores negativos, sólo hay valores positivos, y cuando hablamos de
valores negativos, lo que se da a entender es la privación del correspondiente
valor positivo. Así pues la fealdad es una privación de la belleza; la pobreza
es la privación del valor riqueza; la falsedad es la privación del valor
verdad.
La
Positividad del Ser. Una de las principales enseñanzas de la metafísica tomista
es la positividad, la bondad del ser, y en la medida en que participa de él es
positivo, es bueno. Si algo existe algo en el ser, es que no existe. No existe
lo negativo, o mejor dicho, el no ser no existe. Por lo tanto, a lo que
llamamos "malo" es tan sólo una privación de un bien, es decir, lo
que falta a un ente bueno para ser plenamente bueno, conforme a su esencia.
Para ilustrar más esta definición se puede citar a la energía térmica. Cuando
un objeto tiene mucha energía térmica podemos decir que está caliente, pero
cuando no tiene casi o es nula decimos que está frío, sería absurdo afirmar que
el frío existe, así es, el frío no existe, lo que si existe es la ausencia de
energía térmica.
Diferentes
escalas para referirse al mal. De acuerdo con las cuatro escalas del sistema
axiológico se pueden obtener algunas conclusiones acerca del problema del mal.
La
Postura de Pierre Teilhard De Chardin. Este autor nos proporciona una pista
para comprender la existencia de cosas y personas malas, según el, el universo
está en constante evolución y todo tiende hacia un estado de perfección que
llama el Punto Omega. A partir de esto se infiere que, mientras estemos en
evolución, lo normal es encontrar muchos grados de imperfección, y esto es
precisamente a lo que nosotros llamamos mal. En otras palabras el mal es
nuestro modo de percibir y catalogar el estado imperfecto de las cosas que aún
no llegan a su etapa definitiva de evolución, el mal es lo que nos falta para
llegar a la perfección, la cual, obviamente no es lo que abunda. Una
consecuencia que se obtiene a partir de esta postura es que no habría que
escandalizarse por tantos sucesos negativos que están pasando en nuestra
realidad ya que no son sino la expresión de una etapa intermedia en el proceso
evolutivo del universo. Pero este modo de ver las cosas no tiene porqué
llevarnos a tomar una postura de indiferencia o de apatía ante los males que se
constatan. Al contrario, el incremento de la bondad es precisamente la
responsabilidad de la persona que toma conciencia de las etapas de evolución
del mundo en que vive.
El
conocimiento holístico frente al mal. Trata de referirse al bien y al mal de
otra manera, esta prescinde de estructuras noéticas, aun cuando no sea en forma
total. Si prescindimos de las estructuras noéticas del bien y el mal, podemos
establecer una tesis que no deja de ser extraña en el mundo occidental: Las
cosas simplemente son. El calificativo de bueno o malo es un añadido que
hacemos en función de una comparación con un criterio dado. Los orientales sostienen
por medio de un famoso aforismo: El bien y el mal son una enfermedad de la
mente.
La
Existencia del mal y la bondad de Dios. Esta postura nos dice que no existe un
Dios malo como lo dice el maniqueísmo, sino lo que ocurre es que Dios ha creado
un mundo en evolución y, por tanto, un mundo que necesariamente implica etapas
de imperfección y de acercamiento al ideal que todos asumen como perfecto. Hace
énfasis en que no debemos lamentarnos por lo malo que ocurre ya en sí el mal no
existe, solo existe un faltante de perfección en las cosas que para nosotros
son malas, y debemos de tratar de sacarle provecho a todo lo que ocurra ya que
como dice el dicho "no hay mal que por bien no venga" o no hay nada
tan malo que no nos pueda proporcionar algún beneficio.
La
Responsabilidad del Hombre frente al mal. Los que nos dice esta postura es que
aunque el mal es la imperfección la cual no se ha logrado eliminar del todo
debido a que estamos en un proceso de evolución y no tenemos por qué
alarmarnos, no debemos de tener una actitud de irresponsabilidad ante nuestros
actos. Debemos ser responsables con nosotros y no convertirnos en personas
apáticas, tratar de ampliar nuestro horizonte axiológico mediante el estudio.
Pero existen situaciones en las que no todos los seres humanos podrán
desarrollarse correctamente como individuos ya que aunque quieran asumir la
responsabilidad de ser individuos mejores pudiera ser que la situación en que
se encuentren, económica, emocional, física, etc. No les permita desarrollarse
como personas, pero al fin y al cabo es el costo de la evolución.
La
actitud Positiva frente al mal. La humanidad en su evolución llega a capta
ciertos valores y realiza la comparación con los hechos que le rodean. El
resultado de dicha comparación es deprimente por lo que se llega a una etapa de
"conciencia infeliz", y es que en efecto, cuando más claro aparece el
horizonte de los valores, más fácil surge el juicio negativo hacia la realidad
que nos rodea. El error no está en el juicio de evaluación, sino en la
pretensión de que ese juicio es completamente objetivo. En contrate lo que se
propone es la de ser que "el ser es lo que es" sin mayor
calificación. El calificativo de bueno o malo está en nuestra mente, cualquier
situación podría considerarse como buena o mala según el criterio que se
utilice para emitir el juicio evaluatorio. Lo que se deriva entonces es una
actitud de obtener provecho aun de aquello que se considera negativo y que
deprime a la mayoría de gente. Ahora bien, la actitud positiva frente al mal no
está en pugna con la compasión frente a las personas que padecen alguna
enfermedad, una injusticia o la muerte de un ser querido. La empatía y la
compasión son virtudes propias de aquellas personas que saben desprenderse de
sus propias categorías y comparten con los demás sus propias situaciones. Este
criterio se puede aplicar también ante lo que se llama "el mal moral, el
acto deshonesto, el pecado, el acto humano malo". Por supuesto que existen
actos humanos malos, es decir, que no están de acuerdo con los valores morales,
con las exigencias de la naturaleza humana. La perspectiva que acabamos de
mencionar se puede aplicar de la siguiente manera: la persona que ejecuta un
acto humano malo de todas maneras ha elegido un bien, algo que atare su voluntad,
a su naturaleza; de no ser por esto el sujeto no elegiría tal conducta. El que
roba quiere el dinero del Banco, lo cual e su bien. El que fornica quiere el
placer sexual, que también un bien. El mal moral está en desorden con respecto
a las normas morales, o mejor dicho, con respecto a las exigencias de la
naturaleza humana. Podemos concluir, pues que aun en el hecho del mal moral
existe un bien. Así se explica que de hecho existan personas adictas a esos
bienes. Lo cual no impide la reprobación de dichos actos por parte de las
normas morales y de una sana actitud Ética.
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